En la montaña, el bosque o en medio de la siesta, los personajes que construye Federico Falco en estos cuentos se descubren, en más de un sentido, a la intemperie. El rey de las liebres pasa sus días oculto en las sierras, en su cueva o frente al altar que construyó con huesos de lebratos. Silvi necesita deshacerse de su fe para entender el desasosiego que la rebela. El más grande diseñador de cementerios encuentra el lugar ideal para su obra maestra, esa por la cual será recordado, una colina perfecta en un pueblo ignoto. Mabel y su padre, luego de años de vivir en el pinar, deben abandonar su casa porque pronto las motosierras arrasarán también con ellos. Mientras, la señora Kim, en medio de una tormenta de nieve y el río congelado cree entender qué le quiso decir su marido en ese sueño tan extraño. Una colección de cuentos extraordinarios, que que encuentran su máxima potencia en la calma de su ritmo y envuelven al lector tan intensamente que el efecto perdura aún mucho después de leerlos. Con este libro, Federico Falco vuelve a confirmar su posición como una de las voces más originales y contundentes de la literatura argentina contemporánea.